Siempre me dio la impresión de que las personas que me rodeaban sabían mucho más que yo de algún misterio. En sus ojos brillaban todos los arcanos y yo no podía acceder a ellos. Me he pasado todo el tiempo metido en lo que otros antes de mí y de ti dijeron para revelar esa duda. Libros, citas, sexo, el día y la noche, la prueba. Ahora me doy cuenta que ese misterio que habitaba aquellos ojos era el mismo misterio que el mío. El sencillo, doméstico, inviolable secreto de ser solamente un humano.
Un humano caminando: hoja suelta al viento.
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